
¡Imagínate un mundo sin música!
Piensa en esto: te despiertas, sales a la calle y… silencio absoluto. No hay ritmos en la radio, nadie tararea en el transporte público, las películas son solo diálogos sin fondo musical. Las fiestas son extrañamente aburridas y los himnos nacionales no existen. En definitiva, un mundo sin música sería como un plato sin sazón: soso, insípido y con una falta total de alegría.
La música: un lenguaje universal y esencial según la UNESCO y la OMS
Desde tiempos inmemoriales, la música ha sido un componente esencial de la humanidad. No importa el país o la cultura, siempre ha existido una necesidad de crear y compartir sonidos armoniosos. La UNESCO reconoce el poder de la música para unir comunidades, preservar la diversidad cultural y fomentar el diálogo entre generaciones y pueblos. Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha confirmado que la música tiene beneficios tangibles en la salud mental y el bienestar general. Escuchar o hacer música puede reducir el estrés, la ansiedad y hasta acelerar la recuperación de pacientes en hospitales.
Estudios respaldados por la UNESCO han demostrado que la música no es solo entretenimiento: también es una herramienta educativa poderosa. En muchas partes del mundo, programas escolares han incorporado la música para mejorar la concentración, la memoria y la expresión emocional de los niños. En adultos, también se ha comprobado que la música mejora la productividad y la creatividad en el trabajo.
Los trabajadores de la música: los héroes invisibles del sonido
Aquí viene la parte seria: aunque la música nos acompaña en todos los momentos de nuestra vida, muchas veces olvidamos que detrás de cada canción hay miles de personas trabajando incansablemente. Desde los músicos callejeros hasta las superestrellas, pasando por los productores, técnicos de sonido y compositores, todos ellos forman parte de una industria que no siempre recibe el reconocimiento ni la protección laboral que merece.
Muchos artistas luchan con la precariedad económica, la falta de estabilidad y la dificultad de acceder a beneficios básicos como seguridad social o jubilación. La pandemia puso esto en evidencia, dejando a miles de trabajadores de la música sin ingresos cuando los conciertos y eventos en vivo fueron cancelados. La UNESCO ha subrayado la importancia de apoyar a los músicos como trabajadores esenciales de la cultura y fomentar políticas públicas que les brinden protección y oportunidades laborales.
¿Qué podemos hacer para valorar a los músicos?
Pagar por la música: Sí, las plataformas de streaming son geniales, pero comprar álbumes o entradas para conciertos ayuda directamente a los artistas.
Apoyar la música en vivo: Ir a conciertos locales o escuchar a los músicos callejeros es una forma de contribuir a la industria.
Reconocer sus derechos: Exigir mejores condiciones laborales para los trabajadores de la música es clave para que puedan seguir creando.
Promover políticas de apoyo: Impulsar leyes y medidas que garanticen seguridad social y estabilidad laboral para los músicos y trabajadores del sector.
Porque un mundo sin música… no es un mundo en el que queramos vivir
Desde las canciones que nos hacen bailar hasta las melodías que nos ayudan a sanar, la música es una de las mejores cosas que tiene la humanidad. Pero para que siga existiendo, debemos apoyar a quienes la hacen posible. La UNESCO y la OMS coinciden en que la música es fundamental para el desarrollo humano, la cohesión social y el bienestar general.
Así que la próxima vez que tararees una canción o te emociones con una melodía, recuerda que detrás de cada nota hay un artista que merece ser valorado. ¡Dale volumen a la vida y apoya la música!